En un primer artículo hemos analizado el drama del paro… En un segundo hemos sacado conclusiones de datos aportados por organismos e instituciones sobre los alarmantes niveles de desempleo… Ahora vamos a buscar posibles soluciones para crear empleo.
Navegando por la red nos encontramos con sesudos estudios y con soluciones de economistas, de profesores y de expertos. Algunas no tienen desperdicio, proponiendo cosas como ‘movilidad geográfica’, ‘reconsiderar salarios mínimos’, ‘ajustar subsidios por desempleo’, ‘descentralizar la negociación colectiva’, ‘rebajar los costos del despido’, ‘estudiar contratos hora cero’, etc.… Sólo falta a estas propuesta el ‘derecho de pernada’ y ‘el cobro al trabajador de sus propios grilletes’.
Otros autores denuncian esta trampa maliciosa de quienes quieren que elijamos entre empleo o derechos: “Si quieres empleo tienes que renunciar a tus derechos laborales y al Estado de Bienestar”. Algunos ofrecen sus teorías comunistas tan difíciles de encajar en los tiempos que corren. No se trata aquí de analizar estos dos extremos ideológicos sino de buscar posibles soluciones echándole imaginación… “En tiempos de crisis la imaginación es más efectiva que el intelecto”, dijo Albert Einstein. ¡Nada más ni nada menos! Vamos a meternos en faena, ¿por dónde empezamos?
Propuesta: Un gran acuerdo entre gobierno, empresas, sindicatos y partidos políticos para que cada empresa contrate un trabajador por cada diez de plantilla. Se crearían 800.000 puestos de trabajo. Pero se crearían cuatro millones de empleos si entrasen las demás empresas de menos de diez empleados, incluidas las empresas (autónomos) de 1-2 empleados.
¿Imposible? Imposible no hay nada… ¿Difícil? Cuando hay voluntad las dificultades se superan… ¿Es que acaso no estamos absolutamente todo el mundo de acuerdo en que nos encontramos en una situación límite, dramática, alarmante?… ¿No cambiaría el drama personal de nuestro primer artículo en esperanza, ilusión?… ¿No habría más consumo y las propias empresas se beneficiarían?… ¿Las cuentas del Estado no mejorarían al ahorrarnos el paro y las subvenciones, ingresando más por impuestos al mayor consumo?… ¿No daríamos al mundo la imagen de unión, de lucha, de imaginación?… ¡¡Esto sería la marca España y no la que estamos dando ahora!! Los famosos mercados confiarían más en nosotros y los inversores tendrían más razones para venir a España.
Es evidente que a las empresas habría que compensarlas con fuertes descuentos durante un tiempo (dos o tres años) e incluso sin cargo alguno en Seguridad Social, IRPF, etc… ¿Y qué ocurre si no hay ese gran acuerdo entre todos? ¿Qué pasaría si no sirve para nada el mensaje de echarle ganas, de solucionar entre todos este drama? ¿Qué pasaría si por Ley se les obligara? No voy a entrar en la constitucionalidad o no de la medida, pero se justificaría ante la gravedad de la situación. Nuestra Constitución, en su Artículo 35 dice: “Todos los españoles tienen el deber y el derecho al trabajo”. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su Artículo 23, dice: “Toda persona tiene derecho al trabajo”. ¿Sería anticonstitucional la medida? Lo deseable sería que nos sintiésemos orgullosos de hacer algo grande por nuestro país.
No será un proyecto tan descabellado cuando el presidente de la patronal, el Sr. Rosell, dijo hace muy poco que si en Europa cada empresa creara un puesto de trabajo se crearían de un solo empujón veinticinco millones de empleos. ¿Estaremos de acuerdo el Sr. Rosell y yo?… Confiemos en nuestra creatividad. El futuro no se concibe sin imaginación y en nuestro país la tenemos a raudales.
En otro momento, por no aburrirles, hablaremos en qué podemos crear nuevos puestos de trabajo y estoy convencido que muchos de nosotros tenemos esa imaginación para proponer ideas y proyectos, que por simples que parezcan pueden ser posibles. Sería fantástico contar con su colaboración.
Javier Lahuerta Bona
(Tertuliano de Radio Tiempo Tenerife y miembro del Equipo de Trabajo de LaRendija.es)