Mis tiempos del Sur (VII): El Adelantado Fernández de Lugo, una figura histórica nefasta para el pueblo aborigen guanche tinerfeño (1)

6 Mar, 2018 | Colaboraciones | 0 Comentarios

Por: Emiliano Guillén Rodríguez

En varios capítulo próximos trataré de justificar el título al que alude este trabajo sobre una figura como es la del Adelantado Fernández de Lugo, que cuenta en Tenerife con cumplida memoria en tanto que sus acciones, actuaciones y las consiguientes repercusiones de sus actos no fueron, desde luego, nada halagüeñas para los primitivos habitantes de Tenerife: el pueblo Guanche (que deriva de las palabras autóctonas Guan-Chinech y significa “hijo de Tenerife” o “natural de Tenerife”)

« Para alcanzar esta justificación de ‘nefasto’ para nuestro pueblo aborigen, es indispensable analizar cuidadosamente la documentación escrita que sobre el Adelantado Fernández de Lugo quedó para ser testigo fiel de sus injusticias, de sus traiciones, de sus abusos y felonías a las que sometió al pueblo guanche.

Los datos principales consultados para la consecución de este fin proceden de distintas fuentes documentales: Datos del reparto de tierras y agros de la isla, Acta de Cabildo, Archivos Históricos referidos a distintos lugares, estudios sobre la esclavitud o los pleitos a los que fuera requerido en la Corte de España y a los que fuera llamado para ser juzgado por hechos relacionados con el alto grado de crueldad que como vencedor -y muchas veces con el beneplácito de la Iglesia Católica- sometió al primigenio pueblo de Tenerife. En este sentido, quiero dejar claro que todas las afirmaciones que se hagan contarán con su base documental de referencia.

Era el Guanche un pueblo noble, fiel a sus principios ideológicos, gran conocedor y amante de su tierra y de su patria, que si algún delito cometió no fue otro que el de vivir incomunicado del desarrollo de otras civilizaciones, no sabemos si más o menos felices que la suya, pero que le diferenciaron por mor del mar y de los medios naturales que su entorno físico fue capaz de proporcionarles o, quizás, el defender con ahínco a su patria y a su raza como auténticos héroes nacionales; héroes siempre silenciados por las sucesivas generaciones hasta la actual en la que muchos ya lo han dicho: “Basta, yo quiero y estoy en mi derecho de conocer la verdadera historia de mi pueblo, porque ella es también mi propia historia”.

A través de toda esta documentación y alegaciones añadidas, podemos llegar a concluir hasta que grado fue realmente nefasta esta figura para los guanches y que, sin embargo, en Abona se le distinguió dando su nombre al Centro de mayor categoría docente de la zona: El Instituto de E.G.B.

Muchas pudieron ser las causas de tales intencionados silenciamientos para con nuestro pueblo natural; de entre ellas, debió influir notablemente de una parte su gran diferencia de grado o nivel de civilización, pues se trata de un choque entre la Prehistoria y la Historia Moderna. Ya estaba descubierta América cuando aquí el pueblo tinerfeño se mantenía independiente de todo rey y estandarte aunque, eso sí, viviendo plácidamente una prehistoria entretenida y anclada en los anales de su paradisíaco entorno natural.

Por otro lado, los hechos históricos se suelen registrar desde el punto de vista de los vencedors, sin conener, salvo a través de indicio, la versión defendida y argumentada por los vencidos; sobre todo en el caso de nuestro pueblo guanche que apenas nada sabía de escritura y menos aún a la usanza occidental. Los datos que filtraban al pueblo ya habían sido tamizados, censurados y orientados con un fin previsto por aquellos que tuvieron interés en menospreciar a sus enemigos, exaltando sólo sus propias hazañas y sus logros en detrimento de las voces de los otros.

Pienso aquí y ahora que la historia del pueblo canario aborigen siempre se nos ha venido dando con la misma transparencia con la que observo el cielo en el momento que esto escribo: fuertemente ‘velado’ por la ‘calima’ que nos envuelve.

Siempre interesó silenciar al hombre nativo, tacharle de salvaje, hacinarle, robarle su pertenencia y someterle a un duro proceso de aculturación (quitarle su cultura) y de exterminio para anularle su identidad, cosas que, por fortuna para nosotros, ninguna de ellas llegó a consolidarse definitivamente. Pero la Historia, que es ciencia y como tal debe ser justa, imparcial, positiva y fiel a la verdad, siempre ha venido contrastando estos hechos aunque quedasen en manos de unos pocos expertos. Así, hoy es de común acuerdo que se puede dar por cierta la versión que aquí defiendo sobre este personaje y que nosotros desde aquí exigimos que se nos transmita, así que ya veremos en la continuidad de este trabajo como de la figura analizada en él, el Adelantado Fernández de Lugo, pocas cualidades defendibles le adornan desde el punto de vista de nuestro pueblo aborigen. »

(Continuará…)

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